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Su trayectoria es el paradigma del corredor de fondo que, con «una pica aquí, otra pica allá» y «trabajar, trabajar y trabajar con paciencia», logra batir las metas. Y pese a los pronósticos en contra. Porque «vivir de la composición es prácticamente imposible en España. Y en casi ningún sitio, no es que sea una maldición española», recalca Israel López Estelche (Cantabria, 1983). Aun con ese viento de tramontana, este compositor y maestro en la Escuela Superior de Música Reina Sofía de Madrid, donde estudian los genios «estratosféricos», ha alcanzado otra plusmarca: el estreno de su pieza Naturaleza muerta en el Auditorio Nacional de Madrid, tras el encargo de la mismísima Orquesta y Coro Nacionales de España (OCNE).
Sonará el próximo domingo, bajo la batuta del director Iván López Reynoso e interpretada por los miembros de la OCNE, con un significativo énfasis en una tríada tonal: las 80 voces del coro, pues el propio compositor cántabro ha formado parte de corales con su tono de «barítono a medias», ya camino de las notas más graves, además de la propia orquesta, «un instrumento ideal y familiar» que es la estrella orquestal del país, y del protagonismo de Antonio Martín, Juanjo Guillem y Rafael Gálvez, percusionistas solistas en la formación nacional, con los que también ha trabajado antes en la banda contemporánea de estos dos últimos, Neopercusión. «Vengo de ajustar un ensayo y creo que se ha conseguido una mixtura muy especial, que funciona bien», adelanta en su entrevista con GRAN MADRID. Es decir, brindemos, ha cumplido otro hito.
Nada desdeñable, puesto que, como subrayaba Israel López Estelche, la época actual no es la de los Bach, Mozart, Beethoven y otros ismos clásicos que configuraron la cultura europea con sus partituras. Paso a paso, él ha compuesto a petición de otras entidades de prestigio, como INAEM, CNDM, SGAE o las Sinfónicas de Castilla y León (OSCyL) y del Principado de Asturias (OSPA), y ha sido distinguido por la Fundación BBVA o con el Xavier Montsalvatge de la SGAE y CNDM, entre otros tantos méritos.
Tampoco descubrió este doctor en musicología su vocación hasta ya entrada la adolescencia, «con 13-14 años, bastante tardío». En su casa, lo que se escuchaba era lo del momento —«a mí madre le gustaba mucho Rocío Jurado»— y hasta más adelante no se zambulló «ya más en serio» en el estudio del piano y de la percusión, y ya, en una banda juvenil, arrancó «la decisión impepinable», y con «un ímpetu desatado», por la música.
Aunque hasta hace unos 12 años no se decantó por el arte de la composición. «Cuando estaba con la tesis en la Universidad de Oviedo, me di cuenta de que era lo que quería». Entonces, con el premio que recibió de la OSPA, descubrió que ese talento también le corría por la sangre. «Mi tía me contó que tenía recuerdos de sentarse con 5 años en el regazo de su abuelo, mi bisabuelo, mientras componía, y que él tocaba el contrabajo. '¿Y de esto me entero ahora?', dije. Yo no tuve ningún contacto con él. Pero sí recuerdo que de pequeño le cambiaba los finales a melodías de anuncios que no me gustaban».
Ahora ya crea sus propias obras al completo y son interpretadas también en México, EEUU o Francia, mientras cumple su sexto año formando en el prestigioso conservatorio de la plaza de Oriente. De allí, de la élite de la enseñanza y de la técnica musicales —«todos los alumnos están becados, quiero resaltarlo», añade— salen los futuros integrantes de la Filarmónica de Berlín u orquestas parejas, con apenas veintitantos años. «Es un auténtico lujo, un privilegio trabajar allí. Es una cosa fabulosa», valora. Pese a que, desde hace 8 años y según sus compromisos profesionales, viva entre Madrid y Ponferrada, donde reside su familia.
Y aún saca tiempo para más: la elaboración de una ópera, su próximo proyecto, que versará sobre la gentrificación, o para musicar Madrid tras una pregunta fugaz: «Suena a orquesta con coro a lo grande, no sé por qué, pero de carácter religioso. Y a zarzuela. Habría que pensar en un nuevo Barberillo de Lavapiés». Próximos hitos.
ADN
- Se formó con David del Puerto y Luis de Pablo, entre otros.
- Ganó el Premio Jóvenes Compositores Plural Ensembles 2015.
- Su repertorio tiene una veintena de obras.